sábado, 16 de enero de 2010

Munilla, ovación y vuelta a la girola.

Si entres nel chigre la norma del valor moral nun ye la de Dios, no.
Casi un añu pa encontrar sustitutu pal Arzobispo. Recibimiento de primer espada, todo el papel vendido haz una semana. Ignoro si hubo reventa, aunque no quedó ni pa la hoja parroquial. El templo expectante, abarrotao desde una hora antes; fieles y no tanto de todos los lugares, "urbi et orbe", paseillo solemne y austero, 40 prelados, un nuncio y dos viejos conocidos de la plaza como Uriarte y Setién no dan pa mucho más. Murmullo de puristas, glayíos de los anti-todo, lío entre los de siempre y el cuadro da pa ocho minutos de ovación y vuelta a la girola sin trofeos. No hizo falta ni sacar el trapo, por la cara, como una premonición de que nun va importar estar desatinado pa cuajar una buena faena. Los incondicionales de la barrera solemnes, pero al quite pa la foto, los de sol volcados desde la plaza, claro, la peña es la peña y lo perdonan casi todo menos no acudir a la cena anual. Unos 200 sacerdotes y 30 obispos calculan. En esas estamos, los minutazos dan abrigo a la austeridad, al recogimiento,- "como un pastor pobre y humilde", "un tanto desproporcionado", "sobredimensionado por las circunstancias" dixit, ... pero... qué coño recogimiento, ¡venga! que esto da pa un par de vueltes de lucimiento y gloria. Así que recibe los trastos de orar, y báculo y mitral en mano se dirige a los del tendido 7 que no caben en sí de gozo, de pasión, con ánimos de revancha y con el botafumeiru pa dar ambiente, símil de la bota vino y el trujas. Preocupante nun ye la falta de moral no, por lo único que tienen que velar, ye por la escasa o nula participación de los fieles semanales, y que conste que cristianos laicos y agnósticos consagrados forman parte activa de la política de redil. Esto de la evangelización ye cosa complicada. Llegamos a un puntu que ya cuesta distinguir a los pastores entre tantu rebañu y lo cierto ye que hay más consagramientos de sidra y pelones del musel. La expectativa sustituye a la expectación y lleva al escepticismo a base de las salidas de madre que conocemos, con ese complejo característico de compañía telefónica que no mejora sus ofertas.
Gracies al cossio y a Curro Romero.
(por la percha)